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En estos casos, la Organización Internacional del Trabajo recomienda reducir las horas, sobre todo en la noche; descansar los días festivos y promover el diálogo entre empleados y jefes para diseñar procedimientos y lugares de trabajo saludables y eficientes.Al acercarse el fin de año, muchos aprovechan para mirar hacia atrás y sacar conclusiones sobre su situación personal o profesional. Si hablamos del trabajo, de los objetivos cumplidos o los que quedaron en el camino, también es buen momento para evaluar la salud laboral: ¿somos felices en nuestro puesto de trabajo, lo sobrellevamos o estamos a punto de estallar?
Se trata, precisamente, de no llegar a la explosión, porque entonces nuestras acciones serán solo reactivas y seremos víctimas del llamado Síndrome Burnout ("quemado"), calificado por el psicólogo Jonathan García-Allen como un tipo de estrés laboral, un estado de agotamiento físico, emocional o mental que tiene consecuencias en la autoestima. Es normal, en este escenario, que los trabajadores pierdan interés en sus responsabilidades o incluso enfermen.
Y si sumamos la incidencia de las nuevas tecnologías, tendremos entonces la tormenta perfecta. Recientemente, una investigación de la Universidad de Augsburgo y del Instituto Fraunhofer de Informática Económica, en Alemania, concluyó que el "estrés digital" afecta a la salud humana y disminuye la productividad. Los encuestados dijeron padecer dolores, insomnio y cansancio.
Las situaciones extremas se ven habitualmente en Japón, donde hasta los monjes dicen estar "quemados" por el tiempo que laboran en los templos. A veces allí se produce el "karochi", que es la muerte por exceso de trabajo.