Toda organización debe evolucionar constantemente para adaptarse a la sociedad cambiante en la que desempeña su actividad. El mundo es cambio, y los líderes deben actuar en consecuencia si no quieren quedarse obsoletos y poner en riesgo sus empresas. Pero la naturaleza humana es reticente y tiende a instalarse en su zona de confort, en el ámbito de lo conocido y en la seguridad. El papel del líder es esencial para movilizar a los equipos hacia el éxito.
Los procesos productivos que funcionan hoy pueden necesitar optimizarse mañana. Sin embargo, los cambios suelen generar inquietud en los equipos de trabajo. Es normal, desde la infancia interiorizamos hábitos y rutinas que nos proporcionan seguridad, el conocimiento de qué va a ocurrir a continuación en nuestras vidas, los horarios establecidos. Por eso tememos lo desconocido y nos genera ansiedad el futuro. Pero cualquier persona ante el cambio debe tener un entrenamiento para no quedarnos anclados y un ejercicio para poner en práctica nuestras habilidades emocionales, intelectuales, profesionales…
"Un hombre no mide su altura en los momentos de confort, sino en los de cambio y controversia", decía Martin Luther King. Los líderes empresariales deben saber liderar los cambios de manera que permitan mejorar los procedimientos de trabajo y la productividad, aunque sin dejar de lado los sentimientos de las personas reticentes, inseguras o temerosas. Es esencial motivar al equipo y vencer sus resistencias.