En el transcurrir de la vida, existen ocasiones en las que "tener" se erige por encima del "ser". Esto es, llegamos a estar más preocupados por los bienes materiales que tenemos o acumulamos que por disfrutar de tiempo de calidad para nosotros o con nuestros seres queridos.
Allí es donde suelo cuestionar y decirles a las personas: ¿de qué te sirve tener tanto dinero si no tienes tiempo, ni personas, ni disposición para disfrutarlo? O peor aún, ¿de qué te sirve tener tanto en lo material, si no tienes salud física y mental para aprovecharlo?
Cuando vemos el "tener" como el fin, y no como el medio para alcanzar nuestras metas, entonces entramos en una carrera perdida de acumular cada vez más y más objetos materiales, que no llenan para nada nuestro vacío existencial.
Tal y como dijo Henry Van Dyke, "la felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos". La prosperidad verdadera no está en tus pertenencias, sino en tus experiencias…