España acaba de aprobar una ley para incrementar la igualdad entre hombres y mujeres. Desde ahora, los hombres podrán disfrutar de ocho semanas de permiso de paternidad, que se irán ampliando hasta 16 en 2021. Eso significa que las licencias serán iguales para ambos sexos, e intransferibles.
La idea termina con la vieja creencia de que la madre debe ocuparse de los hijos, y el padre, si acaso, "colaborar en algo". Repartir las responsabilidades entre ambos progenitores es de justicia. El ejemplo español debería multiplicarse, en especial en América Latina, donde la ley apenas contempla unos pocos días para el cuidado paterno del recién nacido.
Habrá quienes muestren su desacuerdo, porque siguen creyendo que el lugar de la mujer es el hogar, fregando platos o cambiando pañales, mientras el hombre busca dinero y espera ser servido por la esposa. Los que aún piensan así, sencillamente viven en otro siglo.
La vida me ha permitido compartir con mujeres brillantes. Miles asisten cada año a mis eventos, una cifra contundente en comparación con la cantidad de hombres. En esa cercanía, y estudiando mucho sobre el tema, he constatado cómo la mujer es un ser emocionalmente más completo, porque ha podido mostrar todos los sentimientos sin complejos.
A los hombres, en cambio, la domesticación familiar nos prohíbe llorar si estamos tristes, o sentir miedo si la situación lo amerita.
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