En primer lugar, no olvidemos que una persona con una discapacidad es como cualquier otra, solo que tiene una particularidad que lo limita en algunas áreas de su vida. Aquí aplica perfectamente el dicho: “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”. Si hay una persona que sufre algún tipo de discapacidad en tu familia o en tu entorno, lo más probable es que tu primera reacción sea correr a prestarle tu ayuda, cosa que está muy bien, pero consideremos por un momento lo siguiente:
Es importante tratarlos con la mayor naturalidad posible
A pesar de su discapacidad, ellos quieren sentir que llevan una vida normal dentro de sus posibilidades. Ayúdalos a que sea así. No hagas énfasis ni te enfoques únicamente en su problema y trátalos (conversa, relaciónate, salgan juntos) como lo harías con cualquier otro familiar o amigo.
Demuéstrales empatía, pero no lástima
Ellos no quieren sentir que los están compadeciendo todo el tiempo porque eso les recuerda constantemente su impedimento. Así que sé muy empática y amable, pero no los trates con pesar o lástima. Háblales de cosas que los alegren, que los ilusionen, que los ponga en un estado de optimismo.