El fin de año es un momento preciso para hacer un balance de los logros obtenidos durante los anteriores doce meses. También es momento para tomar conciencia de que, tal vez, algunas metas que nos propusimos alcanzar, no se concretaron.
No te sientas solo. Un estudio de la Universidad Scranton, en Pensilvania, demostró que al menos el 40% de las personas claudican sus propósitos de año nuevo antes de los seis meses y que solo entre un 8% y un 12% logran su cometido al finalizar diciembre.
Ahora que acabo de regresar de una increíble experiencia en nuestro evento anual En Cuerpo y Alma, donde dedicamos tiempo a construir metas a través de un método ordenado por pasos, pude evidenciar que la causa del fracaso es que no sabemos formular los objetivos adecuadamente.
Estamos tan desconectados de nosotros mismos, viviendo en modo piloto automático, que no contamos con un plan organizado, ni con las condiciones, ni hemos aprendido a modular nuestros deseos y aspiraciones. Es por eso que quiero compartirte algunas recomendaciones para formular una meta exitosa:
En primer lugar, debe ser concreta. No podemos ir por la vida deseando algo impreciso, que no está claro, que podría ser cualquier cosa porque no es específico.
Como segundo punto, debes hacer públicas tus metas. Ya sé que en la cultura latina existe una costumbre de no adelantar a nadie los planes; pero cuando nos comprometemos públicamente con una meta, nuestro entorno conspira para ayudarnos a alcanzarla, y nos mantiene alerta al preguntarnos por los avances.