Muchas veces he admitido que por bastante tiempo fui un analfabeto emocional, a pesar de haber estudiado dos carreras universitarias y varios cursos profesionales. Hoy existen millones de personas rendidas a la frustración porque su voz fue silenciada durante la niñez.
Y aunque de mayores todavía podemos resolver algunos asuntos de la conciencia, resulta imperdonable no dar cauce a toda la experiencia previa para formar jóvenes emocionalmente inteligentes y equilibrados.
Como expliqué en el libro "El analfabeto emocional", en el mundo existen algunas iniciativas, pero todavía inconcebiblemente tímidas, muy limitadas geográficamente. Y como mi pasión es colaborar en la transformación de mentalidades, creencias e historias de vida, apuesto por un nuevo modelo educativo que integre la formación tradicional con la emocional.
Como dijo el psicólogo John Gottman, "la ciencia ha descubierto el rol que las emociones juegan en nuestras vidas (…) Más que el cociente intelectual, la conciencia emocional y habilidades para controlar sentimientos, determinarán nuestro éxito y felicidad en todos los ámbitos de la vida…".