Foto: Jacob Katel
El fotógrafo, escritor y artista, Jacob Katel realizó un recorrido a lo largo de todas las “ventanitas” de café cubano a lo largo de la Calle Ocho en Miami para documentarlas y mostrarlas en su libro Cuban Coffee Windows of Miami. “Quería mostrar tantas ventanitas de café como me fuera posible”, dijo Katel.
El fotógrafo asegura que es la camarera quien tiene el control al momento de servir el café, así que se comporta particularmente bien con la mujer que le sirve el café en la ventanita de La Palma, uno de tantos lugares similares que hay por toda la ciudad. “Ella es la que decide. Todo depende de si le caes bien o no, de si ella está de buen o mal humor. Hay que tratarla con respeto”, dice.
Las ventanitas son precisamente eso; ventanas en las que puedes comprar café al mejor estilo cubano, pasteles, entre otro tipo de bocaditos a la venta. La historia del café cubano en Miami resulta tan rica como la bebida por sí misma y tiene raíces bastante profundas que coinciden con la personalidad atrevida y apasionada de su gente.
Todo inicia con la revolución de los años 60s-70s y la llegada de miles de cubanos a Miami, con la fundación de establecimientos como La Esquina de Tejas o La Milagrosa Supermarket que se convirtió en pilar fundamental de la comunidad.
Lamentablemente, debido a las relaciones de Cuba con Estados Unidos, el café al estilo cubano (servido tradicionalmente como expreso) consumido en Miami no es realmente de Cuba, puesto que el café es uno de los productos del embargo de 1960 que todavía se encuentra activo hasta el día de hoy. Sin embargo, algo es seguro: los cubanos revolucionaron la manera en que los miamenses toman café.
Las ventanitas ofrecen la oportunidad de desconectarse de la tecnología y conectar realmente con la comunidad de Miami. Pasa un día en una ventanita y aprenderás un montón; te pondrás al día con la jerga de la ciudad, sabrás quién ganó el torneo de dominó en el Parque Maximo Gomez y conocerás las mejores recetas para preparar ajiaco o flan. En definitiva, el café sigue y seguirá siendo una experiencia que unifica no solo a las comunidades cubanas sino también a todos aquellos que decidan pasar una tarde en una ventanita de La Pequeña Habana.
